La noche del 9 al 10 de noviembre de 2010 fallecieron calcinadas seis trabajadoras de la Tienda Coppel sucursal Hidalgo, en Culiacán, Sinaloa. La pérdida de vidas humanas ya de por si es doloroso pero a este caso hay que agregarle que se encontraban encerradas al interior del establecimiento; sin posibilidad de salida alguna. O sea, desempeñaban labores fuera del horario convenido (de noche – madrugada) y además no podían salir de ahí para cualquier tipo de necesidad.
El tipo de encierro en la tienda Coppel de Culiacán no era cualquiera, las cortinas metálicas estaban bajadas, con candados puestos por fuera y sin posibilidad de manipulación desde dentro del lugar. La única puerta de emergencia que se dice estaba en la azotea se abría con un código especial y por lo que haya sido las seis empleadas que levantaban el inventario murieron en el incendio.
Pero el motivo de este texto no es por eso, que por si solo tiene una gravedad extrema, sino por lo que se suscitó después como un acto de complicidad entre el gobierno, medios de comunicación y por supuesto Tiendas Coppel. En una primera instancia el Municipio de Culiacán, junto a bomberos y policías dieron a conocer que como había candados en las puertas metálicas tuvieron que hacer un boquete en la pared para entrar y controlar el fuego. Que habían realizado una inspección previa y que no habían encontrado fallas en la seguridad del establecimiento
Horas después, un funcionario de Tiendas Coppel, Manuel García Félix, el Director Comercial declaró que efectivamente las trabajadoras estaban encerradas haciendo labores nocturnas como levantar el inventario. Aquí comienza una serie de situaciones que solo permiten ver el nivel de impunidad que existe en niveles altos de gobierno en colusión con empresarios poderosos económicamente. Ya que en todas ellas se dio un cierto nivel de coparticipación para ocultar hechos y eventos.
Situación 1. Aún a costa de la muerte de seis personas las televisoras (TVAzteca y Televisa) no mencionaron el nombre de la tienda Coppel sino hasta más de 24 horas del suceso. Esto fue una acción de proteccionismo comercial, ya que la publicidad que paga Coppel es altísima y a ninguno de los tres les conviene que esta sea de impacto negativo. Así que los medios de comunicación encubrieron a nivel información el nombre de la empresa para que las causas del incendio se diluyeran al momento de relacionarlo con la publicidad. Además, artistas de las dos televisoras son parte del elenco que representa la imagen de Coppel, también ellos se verían afectados con la relación negativa entre el encierro de trabajadoras en el establecimiento y en su prestigio.
Situación 2. La Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) al mando de Javier Lozano Alarcón se apresuró a decir que había hecho una visita extraordinaria con motivo del incendio y corroboró que las puertas estaban cerradas al momento de la conflagración. Además dejó en claro que las puertas de emergencia no cumplían con los requisitos mínimos, también indicó que no contaba con un programa de protección civil; cabría mencionar que esto mismo pasó en la mina Pasta de Conchos, primero la STPS hizo una inspección donde “todo estuvo bien”, a los pocos meses la mina estalló y ya todo estaba mal. A su vez el Municipio de Culiacán mencionó que en la visita que se había realizado hace seis meses no habían encontrado problema alguno. El caso es que quedaron atrapadas seis mujeres sin posibilidad de salida, aún con las visitas de la STPS que nunca obligaron a tener un lugar seguro de trabajo.
Situación 3. Esta es la más triste de todas, ya que posterior a la muerte e incendio en Culiacán, la primera versión que corrió fue que los bomberos y policías tuvieron que abrir un boquete en la pared del establecimiento Coppel. Todo ello debido a que las cortinas metálicas tenían candados de seguridad, que nunca pudieron abrir. De inmediato salió a la luz las llamadas de Ariana López Soto, no solo al C-4 (centro de atención de llamadas) sino a sus familiares donde ellos atestiguan que dijo no poder salir antes de morir. Sin embargo, primero reconocieron que estaban encerradas de boca del Director Comercial Manuel García Félix pero después cambiaron de parecer y dijeron que nunca habían estado encerradas y además que “cada una tenía su propia llave”. Así que acusaron a las empleadas de no salir sea porque “el incendio comenzó en la planta baja”, por que no pudieron o no quisieron usar la llave que tenían; como lo intentaron dar a entender.
En las tres situaciones se nota una total falta de probidad y ética profesional por parte de todos los sectores involucrados, el Municipio de Culiacán lo esta ya que nunca realizó las inspecciones de un modo correcto y adecuado para verificar las salidas de emergencia. La Secretaría de Trabajo y Previsión Social tuvo su acostumbrada actuación: presentando cuadros de corrupción en el contrato laboral de la empresa hacía con ellos y un posterior cambio de conducta cuando el problema se hizo más grande y literalmente explotó en sus manos. En estos casos es la corrupción la que se encuentra presente al apoyar a un establecimiento del tamaño de Coppel al aprobar situaciones que definitivamente no estaban dentro de la norma y reglamentación, tal y como sucedió en la mina Pasta de Conchos en Coahuila donde hubo una pérdida de 65 vidas humanas.
Ni que hablar de la actitud de las televisoras, sobre todo de Televisa, en defensa de su cliente. El no mencionar su nombre sino presentar un genérico como “una tienda departamental” en una acción netamente mercadotécnica para no manchar un nombre, logo y marca perfectamente reconocibles. Al presentar nombre y logo en una situación así genera un efecto muy fuerte en los consumidores, ya que se vuelven sinónimos de muerte. Esto no es conveniente ni para Televisa ni para Tiendas Coppel, así que protegieron su terreno publicitario y evitaron por un tiempo (el más importante) la negativización de la marca.
Por ello es aberrante que estas instituciones involucradas lucren con la muerte de seis personas sin importarles a las familias que dejaron y el sustento devengado, ya que las actitudes de todos los involucrados giran en el sentido de acusarlas de negligencia como razón principal de su muerte. Todo con la intención de deslindarse de los actos de corrupción y sobre todo, en el caso de Tiendas Coppel, de las indemnizaciones que le corresponde a la familia, pero no creo que paguen ni económicamente ni jurídicamente porque esta demostrado con el ejemplo de Pasta de Conchos y con las seis muchachas de Culiacán, que el gobierno y la justicia están a favor de la corrupción e impunidad que privan en el país.