lunes, 29 de marzo de 2010

LA IRREALIDAD DE LA POLÍTICA MEXICANA

Los políticos mexicanos han mantenido en los últimos tiempos un perfil que los hace ver ante la población como personas que muestran una desconexión total con la realidad que se vive en el país. Todo ello se ve reflejado en las actividades que realizan pero sobre todo en sus responsabilidades como gobernantes, ya que en muchas de ellas o incluso algunas declaraciones demuestran el poco nivel intelectual que poseen. Sin embargo esto, por lo normal, es en contra de los intereses de la población que representan, ya que en muchos casos estas declaraciones o acciones son en sentido contrario a lo que realidad dicta.


Así que, los políticos como personas que son también se rigen por los principios de la psique humana, de sus capacidades y facultades mentales para insertarse en sociedad como individuos plenos. Cuando se tienen responsabilidades mayores a las del promedio se generan estados de ánimo diferentes, eso en algunas circunstancias hace cambiar la personalidad de los individuos. De esta manera los políticos mexicanos se transforman y en algunos casos se extraen de la realidad para hacer la suya propia, aunque esta no coincida con la de la mayoría de los mexicanos.


Quisiera comentar lo anterior a partir de declaraciones hechas por tres políticos mexicanos: El ex secretario de Comunicaciones y Transportes en el Gobierno de Vicente Fox: Pedro Cerisola y Weber. Ernesto Cordero actual Secretario de Hacienda y Crédito Público pero que era el responsable de la Secretaría de Desarrollo Social cuando exteriorizó sus palabras y finalmente de Bernardo de la Garza, Director de la Comisión Nacional del Deporte (Conade). En los tres casos hicieron declaraciones pensando en que los mexicanos iban a creerlas, pero solo no pasó eso sino que demostraron un problema que puede ser mental o psicológico.


El más antiguo de los casos fue el de Pedro Cerisola ese 22 de octubre de 2001 (http://www.jornada.unam.mx/2001/10/23/texcoco.html) cuando anunció la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en los terrenos que ocupa el municipio de Salvador Atenco en el Estado de México. Ese día a pregunta expresa de los reporteros sobre la fauna acuática y avícola que habita el Vaso de Texcoco (donde se construiría ese aeropuerto) contestó que “no había problema ya que los patos sabían que no debían colocarse enfrente de los aviones”. O sea que nos dijo que cómo esas aves pensaban, iban a cambiar de “residencia” cuando las pistas aéreas estuvieran terminadas. Algo completamente fuera de la realidad para hacer valer sus palabras.


Existen otros dos casos, estos ya están ubicados en la administración de Felipe Calderón, en primer caso es un político muy cercano a la Presidencia de la República y en otro uno que acaba de integrarse a los puestos derivados del gabinete. El primero es Ernesto Cordero, que cuando hizo la declaración era Secretario de Desarrollo Social en este caso su dicho fue dirigido a Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en el año 2001, quién comentó sobre la calidad de la economía mexicana y el secretario le espetó: “Señor Premio Nobel debe usted leer un poco más” (http://www.milenio.com/node/325192).


Esta por demás explicar que “no es posible que los patos piensen” y también explicar el porque esta fuera de la realidad que un funcionario de gobierno le pida más aplicación académica a un Premio Nobel de Economía. Sin embargo estos dos políticos utilizan su verbo para hacer creer algo que no es; primero que Atenco y Texcoco era la mejor ubicación para el aeropuerto cuando no fue así y en el segundo de los casos con tal de defender la economía mexicana que ha cometido tantos errores, sobre todo en el último año. O sea defender lo indefendible, para ello emplean sus dichos ante la sociedad.


Por último, Bernardo de la Garza, ahora Director de la Conade, cuando tomó posesión del puesto dijo: "México tiene todo para ganarle a Cuba en los Juegos Centroamericanos y del Caribe" ( http://www.eluniversal.com.mx/notas/651614.html ). Esto lo hizo cuando todavía no se conocía la no actuación del país caribeño en la justa que se desarrollará en Mayagüez este mismo año. La no asistencia de Cuba se supo hasta marzo y él, triunfalista, en enero pensó en vencerlos, en todo momento, no a futuro o largo plazo sino ya, nada más porque tomó posesión de un cargo público.


Las tres declaraciones podrían ser ejecutadas por personas ignorantes y faltas de competencias para ser parte del Gobierno de un país, pero hablando de mexicanos puede no ser cierto. Los políticos mexicanos tienen la costumbre de falsear los hechos, de ser mentirosos y eso es muestra de problemas mentales y/o psicológicos; ya que no es correcto, al menos lógico, que las personas actúen de esa manera. Su actuar laboral (su función es un trabajo por más importante que este sea) no esta apegado a situaciones reales y palpables, más bien parece que su libre albedrio los hace actuar así y eso es lo preocupante.


El juicio de realidad se sustenta en tres situaciones psicológicamente bien definidas: el temperamento que es genéticamente adquirido por herencia y nos permite observar la intensidad de las emociones en una persona, este puede ser introvertido o su contraparte, extrovertido. El segundo es el carácter, donde se manifiesta la conducta de la identidad ante las relaciones sociales, es donde se organizan los patrones conductuales del individuo. Por último es la personalidad que se conforma de los eventos del temperamento, del carácter y de la educación o experiencia que tiene la persona, demostrados en sociedad (http://www.apsique.com/wiki/PersKertp).


La estructura de la personalidad se sustenta en tres conceptos diferentes entre si: Identidad del Yo, el juicio de realidad y los mecanismos de defensa sean primitivos o avanzados (Ibid). De este modo nos damos cuenta que a los políticos mexicanos algo les falla a nivel psicológico por que aunque son extrovertidos presentan las situaciones nacionales fuera de contexto, fuera de la realidad y pareciese que su estructura de la personalidad esta fallida o al menos con problemas graves. Ya que es indudable que sus declaraciones no se apegan a un juicio de la realidad común para todos, solo lo es para ellos.


Identificar el juicio de la realidad en la psique de la personas “implica la capacidad de: (1) diferenciar el yo del no-yo (2) diferenciar el origen de los estímulos ya sea intrapsíquico o extrapsíquico (3) mantener criterios de realidad socialmente aceptados. El juicio de realidad esta ubicado dentro de las estructuras neuróticas y limítrofes, no así en las psicóticas por lo que es un criterio diferenciador entre estructuras psicóticas y limítrofes” (ibid). Ante esta definición del juicio de realidad nos damos cuenta de los problemas psicológicos que tienen los políticos mexicanos, ya que ni social ni mentalmente tienen sustento sus declaraciones, al menos estos tres personajes citados en el presente artículo.


En primera instancia no pueden diferenciar el Yo del no-Yo, ya que sus dichos no toman los conceptos principales de verdad. Pedro Cerisola al hablar de patos “inteligentes” se iguala a ellos como seres pensantes, Ernesto Cordero no se ve así mismo como un funcionario de gobierno sino como alguien intelectualmente superior a un Premio Nobel y finalmente, Bernardo de la Garza que no ubica la superioridad de otros igual a él, sino que se siente arriba de ellos. En los tres casos no son capaces de verse a si mismos (el Yo) en contra parte de quién no lo es (el no-Yo).


Una segunda situación en torno al juicio de realidad es que este se basa en conceptos sociales bien establecidos, debe haber una congruencia entre lo que se vive y se dice (ibid). Por ello se falla en el juicio cuando no sé es capaz de analizar la razón por la cual algo esta mal socialmente o simplemente contestar el porque mi actuar no es socialmente aceptado. Por ello no es posible aceptar que “los patos piensen”, “que un Premio Nobel no lee” o “que México es superior a Cuba en lo deportivo”; las tres declaraciones no corresponden a una realidad social aceptada por la mayoría. Aún así ellos creen que sus dichos son correctos y adecuados a la realidad social que ellos viven.


Otto Klernberg propone tres situaciones donde la personalidad se trastorna: a un nivel neurótico, aquí todavía es considerado sin problemas de personalidad, caso contario a la estructura del límite inferior y superior (ibid), que es donde se concentran los problemas de personalidad graves que trastocan el juicio de realidad de las personas.


Los trastornos en el límite superior de la personalidad generan individuos con rasgos sadomasoquistas, infantiles o histriónicos que buscan y tienen una difusión de la realidad aunque conservan varias funciones yoicas con buen funcionamiento. Se pueden adaptar a las relaciones sociales de manera adecuada pero demuestran en los hechos ciertos rasgos de su personalidad, anormales por supuesto. Sin embargo quienes tienen una problemática mayor son los que demuestran un límite superior de la personalidad, ya que los problemas sociales en los que se sustenta son más graves, inclusive al demostrarse de manera grupal.


El límite inferior de la personalidad se demuestra en enfermedades tales como el narcisismo maligno y antisocial, la conducta paranoica y la esquizoide, es aquí donde se inscriben los políticos mexicanos. Ya que enseñan una alta patología social al mentir y hacer sentir que sus dichos son verdad, también al no compararse realmente con los demás, se sienten poderosos inclusive en la mentira. Psicológicamente no demuestran un bienestar con sus declaraciones más bien dan muestra de sus problemas de personalidad que se reflejan en su trabajo, sus relaciones sociales, en sus dichos fuera de la realidad. Por ello su rasgos de personalidad giran en trastornos ligados al límite superior de la misma por que sus intenciones van en contra de la sociedad (acciones malignas), además de creer que la sociedad mexicana les quiere hacer daño por estar trabajando bien (acciones paranoicas).


Tenemos políticos enfermos mentalmente y aún así hacen (dicen) que las políticas gubernamentales son correctas, adecuadas para la sociedad en que vivimos. Patrañas.

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