Me da pena ajena hablar de este asunto porque al tener formación de periodista (que no ejerzo en lo mínimo) me permite darme cuenta de la evolución de alguien que si lo hace y hablar de este par es un asunto muy penoso. De un tiempo para acá se han vuelto Divos del Periodismo, se van con quien les paga más y lo peor… tienen su propio “prestigio” que explotar. Son prostitutas de las letras, lamen los huevos de quien les ofrece dadivas o prebendas para escribir “objetivamente”, son los neo chayoteros.
No me voy a ocupar de Ciro Gómez Leyva porque en menos de cinco años dio un cambio radical en su conducta, él no puede hablar de un "me sujeto (actualmente) a sus códigos, lógica, ética". Veamos, cuando los corrieron (a él y a varios más) de Canal 40 para adueñarse de la frecuencia, muchos sindicatos le dieron la mano, incluso tomó la del SME. Ahora es uno de los que más ha mentido sobre ellos, igual que el Gobierno Federal.
En uno de los comentarios en Milenio, hechos al pie de su columna (motivo de estas letras (http://bit.ly/6qWrTV), jorgeduval (sic) le hace el señalamiento “de un problema en Coyoacán” y que por ello “no puede salir ya a la calle”. La gente ya sabe decidir quien miente y quien no, ya hay mucha conciencia social en el país y Ciro creo no se ha dado cuenta. Él regresó a las épocas del chayote, ahora son otro tipo de prebendas, pero sobre todo de la seguridad del trabajo, a alguien crítico lo corren en un instante, al lamehuevos hasta que el patrón se cansa de él.
El caso más patético es el de Carlos Marín. El fue mi héroe, cuando leí el libro “Manual de periodismo”, que coescribió con Vicente Leñero, estaban escritas partes del reportaje que publicó para dar a conocer a la “Brigada Blanca” con direcciones, teléfonos, nombres, todo publicado en un periódico de tirada nacional. Este grupo paramilitar se encargó de liquidar (ejecutar) a miembros de la oposición en los años setenta. Tuvo muchos pantalones para hacer esa investigación, era un periodista reconocido; además eran los tiempos del Priíato profundo.
Cuándo me enteré que iba a ser profesor de una materia (géneros periodísticos I) cuando estudiaba mi licenciatura, ni le pensé, hice hasta lo imposible por inscribirme en su grupo, recuerdo que era muy numeroso, tal vez 150 o 200 alumnos. El grupo se dividió en dos los que tomábamos clase los martes y otro que la tomaba en viernes. Digo todo esto porque ante su falta de ética (si lo lee, claro esta) va desmentir lo siguiente, pero ahora mismo estoy pidiendo la información a transparencia de la UNAM para publicarla porque ya estuvo bien de su falta de ética y groserías a cuanta persona no piensa como él.
Primero nos obligó a comprar el libro y la entrada a clase estaba sujeta a ello, nos firmó todos los libros de los alumnos que se lo presentaban. De entrada me dio coraje porque no tenía para hacerlo en ese momento, aún así me “colé” a su primera clase. Ya después de comprarlo me lo firmó y así tuve mi primera asistencia. Leía párrafos completos de su libro en clase, aquí me entró la primera duda, ¿no que él es el escritor?, ¿porqué lee? Nunca nos dijo como hacer las cosas, o nos remitía a su libro o lo leía delante de todos.
Pero no era todo, tenía una forma muy inteligente de burlarse de sus alumnos, siempre de manera muy grosera, prepotente y sobre todo de mofa ante el saber de los estudiantes. Nos obligaba a leer dos periódicos diarios y a ver los noticiarios de televisión de la noche anterior, nos obligaba a estar informados. Aquí debo reconocer que a mi no me costó trabajo, en casa de mis papás siempre hubo diarios, incluso luego los empecé a comprar yo, de regalo mi abuela me dio una suscripción al Uno Más Uno. Pero mis compañeros no sabían ni cuanto costaba el periódico, teníamos un bajo nivel grupal sobre la información generada.
Entonces comenzaba lo bueno nos hacía exámenes por clase, de 10 preguntas sobre información que había en el periódico. No me acuerdo de muchas pero tengo clavadas en la memoria tres: a) ¿Cuántas armas portaba el ex Subprocurador Antonio Zorrila Pérez cuándo fue detenido por el Procurador del DF, Morales Lechuga?, b) ¿cuántos pares de botas le encontraron a Rafael Caro Quintero en su celda del Reclusorio Norte? Y la última, c) ¿qué Diputada le tiro modernas sobre la curul de Rafael Aguilar Talamantes?. Posteriormente, en clase, tomaba todos los exámenes y comenzaba a leerlos en voz alta; comenzando siempre con el nombre del alumno.
Cuando encontraba una pregunta errónea, situación común en mi grupo, primero se burlaba de la respuesta, luego acusaba de mentiroso, falseador y un gran etcétera para rematar dando una letanía sobre la ética del periodista. No era con todos pero clase tras clase así era. ¿A mi?, un día me confundí y en la pregunta c) (mencionada líneas arriba) puse Amalia García pero había sido Celia Torres (qepd). Escupió fuego sobre mi, me acusó de mentiroso y ahí si me enojé, simplemente me había equivocado. Quizá aprendimos algo, pero sus métodos no son éticos.
Por último, como recuerdo cuando después de leer el nombre de una compañera llamada Gianina, sin leer respuestas, comenzó a carcajearse pero feo, burlándose del nombre, para terminar diciendo: ¡parece nombre de artista¡ y seguir burlándose; ya ni digo cuando leyó sus respuestas malas, más burla todavía; puedo decir, al menos de recuerdo, que nunca leyó una respuesta correcta. Nunca tuvo una ética docente adecuada a la Facultad donde impartía clase y menos para la UNAM.
A los dos no les voy a exigir respeto, sería perdida de tiempo, pero por favor ya no engañen con sus escritos. Acepten lo que son y no traten de disculparse escudándose en la libertad de expresión, ustedes escriben para el mejor postor, ejerzan su libertad de expresión pero sin mentir y diciéndoselo a sus lectores de que bando juegan en determinado momento. Por cierto Ciro: Lo que escribieron de ti en menos de 140 caracteres fue una acción comunitaria, no de “una persona” como acusas, tan es así que yo le puse el pinche (no sin consensuarlo) antes de tu nombre.