Si nos apegamos a un concepto moral de la pobreza entonces debemos incluir al menos seis rubros dentro de ella: la alimentación, la educación, la vivienda, la salud, el trabajo y los satisfactores personales. Ser pobre es mucho más que la media que pone la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que dice: quién sobreviva con el equivalente a dos dólares diarios es “pobre”, quién lo haga con tan solo un dólar “es pobre extremo”. Esto último no aplica tajantemente en la sociedad, por ello es preferible hablar de esta situación en un tono global e incluyente.
El concepto moral de pobreza nos da cuenta de las verdaderas carencias que existen en México, porque no es solo si tienes acceso a la salud o no, sino la calidad de esta; si el sistema educativo llega hasta las posibilidades de tu familia y así por el estilo. Son muy pocos quienes pueden acceder a todas las posibilidades para no tener un grado de pobreza. Ya que tampoco, no es posible encasillar a los pobres o a los pobres extremos a decir de la ONU, este análisis se vuelve un evento más complejo.
Sabemos que el acceso a la salud en México no es tan amplio como debiese de ser, los inscritos a la seguridad social es un porcentaje menor contra quienes no lo están. Esta situación se profundiza en poblaciones de los Estados de la República donde es nula o muy esporádica la presencia de un responsable de salud, sea del grado que sea. Inclusive, hay lugares donde es una persona del lugar la encargada del “centro de salud” que en muchas ocasiones recurren a la medicina tradicional por la falta de apoyos y medicamentos. Todo esto marca un nivel de pobreza que se suma a los demás conceptos.
El acceso a una vivienda digna esta restringido a una porción muy pequeña de la población mexicana, ya que no existe una posibilidad de adquirir algún terreno, mucho menos una casa para vivir. Pero este problema se vuelve urbano y rural también, ya que si en las ciudades hay hacinamiento en espacios muy reducidos, en lo rural no hay dinero para construir en la misma población donde habita la familia, sea por falta de trabajo o de acceso a los programas sociales esto es causa de migración. Lo mismo en los centros urbanos: la falta de una vivienda digna permite que los índices de pobreza aumenten.
Es algo bien sabido que el trabajo en México es pagado muy por debajo de los que dicta la Constitución donde se dice que el salario deberá alcanzar para vivir bien y con dignidad. Los casi 60 pesos diarios equivalentes al salario mínimo son una burla si se comparan con el nivel de vida existente en la actualidad, no solo ello, los precios de los productos básicos van crecimiento de tal manera que “tapan” cualquier aumento anual que se le haga a esta remuneración. Así que el nivel de los salarios también contribuye para que el combate a la pobreza se vuelva en una cruzada magnificada por los millones de habitantes que hay en el país, mismos que luchan por salario que les de dignidad en el vivir.
Se puede decir que con un nivel educativo mayor las personas podrán lograr un salario mejor y con ello poder estar cerca de los servicios de salud, de una vivienda digna. Sin embargo, poder mantenerse en la escuela dentro de algunas zonas rurales se vuelve en una situación casi imposible, la necesidad de manos en el trabajo para comer mejor, la falta de oportunidades y los bajos niveles de arraigo hacen que la población mexicana en promedio tenga 8 años aprobados de escuela (segundo de secundaria). Los bajos niveles educativos de toda la población es un síntoma de la pobreza existente en la nación, aunque en las ciudades es menor, aún así sigue latente.
Evidentemente, al existir tantas carencias económicas y sociales, en el área donde primero se nota es en la alimentación de la familia. Se podría hablar de índices de nutrición que muestre los niveles de ingesta de alimentos y su valor nutrimental en sectores de la población, en lo personal prefiero mencionar a las poblaciones rurales, alimentadas por la misma producción agrícola trabajada de generación en generación; aunque solo es de auto consumo no alcanza para tener una alimentación adecuada y nutritiva; sobre todo para los infantes. Si incluimos a las ciudades, entonces, vemos con preocupación los alimentos que se expenden en la calle que son económicos pero poco nutritivos, se consume ahí por la falta de conocimiento pero sobre todo por los pocos pesos que se tiene para pagar la comida..
Finalmente, también te debes incluir en un nivel de pobreza cuando estás impedido para tener acceso de ciertos satisfactores como el agua, la electricidad, drenaje, caminos, etc. Muchos de estos están diseñados para ser promovidos por los gobiernos locales, pero la pobreza es tanta que el presupuesto asignado se utiliza para otros aspectos, muchos de ellos no ligados al combate a la pobreza. Si comenzamos a combinar: la falta de acceso a cada uno de los rubros mencionados arriba, entonces es que podemos asignar diferentes y muy amplios niveles de pobreza, no solo dos como dicta la ONU.
En México este combate a la pobreza es una actividad constante porque es imposible erradicarla en uno o dos años, incluso un sexenio es poco tiempo para hacerlo. Se necesita poner pilares sólidos en la educación y en el acceso a los servicios de salud para que pueda haber un avance significativo contra la pobreza. Incluso la corrupción es algo que tiene alto impacto en ella, ya que los recursos gubernamentales destinados para luchar en su contra son dirigidos a otras actividades lejanas a los objetivos buscados. Por ello será muy difícil que en el país tengamos un avance significativo en la lucha para combatir la pobreza, mientas continuemos solapando actividades contrarias del Estado y de sectores empresariales la pobreza será algo extendido en diferentes niveles de la población.
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